La
comunicación actualmente ha cambiado mucho. Podemos decir que estamos ante un
nuevo marco de referencia. Las redes sociales están cambiando las reglas del
juego: se
han cargado a los periodistas, ahora somos
todos periodistas! y los
tiempos son ahora y en directo, no
mañana en los periódicos.
Cualquier
persona con un smartphone puede hundir tu compañía. Se degradan las fuentes de información. No tenemos tiempo para
gestionar la información. Hemos de actuar con rapidez.
Lo
que antes intuíamos por sentido común ahora tenemos evidencias neurológicas que
demuestran que nuestras palabras
condicionan enormemente la precepción.
1. Somos
absolutamente subjetivos en la percepción.
Si yo tengo un “marco de referencia” que piensa: “Las chicas son más intuitivas”,
cualquier información que apoye mi marco de referencia lo percibo, pero no
percibo lo contrario. Tenemos “atención
selectiva”. Es un mecanismo de ahorro de energía que tiene nuestro cerebro.
Solo filtra mis creencias. Percibimos solo una pequeña parte de la realidad.
Nuestras mentes están diseñadas para la consonancia:
vivo muy feliz con mi marco de referencia. Desmontar un rumor o una percepción
es pues una lucha titánica. Se ha de actuar en varios frentes.
2. Tenemos
un sesgo de negatividad: el cerebro
está diseñado para la defensa, para captar
peligros y no para las cosas positivas. Por ejemplo si hay noticias en el
periódico y uno dice: “la bosa baja un 5%” y el otro” 1000 nuevos empleos en Barcelona”,
vemos mucho más el primero y como se venden más periódicos con la noticia negativa, los periodistas
ponen siempre ésta en el titular. Hemos de ser muy positivos durante todo el
día para contrarrestar esta tendencia personal y social.
3. La negación de la negación: es
una confirmación como una casa. Desmentir con una negación, provoca el efecto social
contrario.
4. Los
que mejor sabemos los “trapos sucios” de nuestra organización somos nosotros y por ese mismo sesgo de negatividad, muchas
veces vemos más lo negativo que lo positivo. No hablar de lo negativo, ir con mucho cuidado porque la parte
oscura la llevamos a flor de piel y muchas veces nos delata.
Extracto de una conferencia de Ferrán Ramón Cortés