domingo, 23 de octubre de 2011

Gestión emocional de equipos

Sport Cultura Barcelona organizó una conferencia muy interesante en el Círculo Ecuestre sobre gestión emocional de equipos. La impartió Inma Puig, psicóloga clínica, profesora de Esade, motivadora de equipos  y especializada en empresa familiar y en deportistas de élite.
Nos dijo de antemano que no nos diría nada nuevo que no supiéramos, pero recordaríamos cosas básicas que a veces olvidamos y son imprescindibles, como las que cito a continuación:


El 50% de las cosas que ocurren en un equipo de trabajo se ven y otro 50% ni se ven, ni se hablan ni se pueden modificar.
En gestión de equipos es fundamental pensar juntos, esto nos llevará a entender mejor y así podremos ver el otro 50%.
Entender sobre personas permite anticiparse, que es la mejor herramienta para la gestión.
Para entender a las personas hay dos caminos:
1.    Uno corto y difícil, que es ponerse en el lugar del otro.
2.   Uno fácil: “seguir la anatomía”, es decir, como tenemos 2 orejas y una boca, debemos escuchar el doble de lo que hablemos, lo que nos dicen las personas y lo que “no nos dicen”…
Experiencias en hospital rural y en otro de la ciudad de Budapest confirmaron que los pacientes que eran tratados de forma humana y cercana en el hospital rural se curaban mucho antes que los del gran hospital de ciudad a pesar de que este tuviera un gran equipo de médicos rodeados de aprendices pero carecía de comunicación con el enfermo.
También comprobaron cómo mejoraban los enfermos de los lugares en que los médicos eran bien tratados por iniciativa del Dr. Balint, médico húngaro.
Este "método Balint" : "cuidar a los cuidadores", también se utilizó con grupos de maestros y profesionales que trabajaban con personas: directores de recursos humanos, entrenadores…
La medicina, la empresa y el deporte tienen una lógica común en lo que se refiere a gestión de personas. Hay médicos que trabajan con enfermedades y otros con enfermos. Hay empresarios que trabajan en un negocio y otros con personas que hacen un negocio…
Son cosa que "sabemos pero que no sabemos" que muchas veces no tenemos presentes. “Haciendo pequeñas cosas que tenemos cerca, podemos llegar muy lejos”.
“Cuidar” es una palabra en desuso. No tiene opuesto, sería deteriorar.
Cuidar a las personas es una inversión, no un gasto. Los resultados llegan si se cuidan a las personas.
Cuidar es escuchar, es reconocer, es prestar atención, es interesarse…Genera dinámicas positivas.
Los psicólogos que estaban en primera línea de combate descubrieron que si se trataba bien a los soldados heridos y a los soldados muertos, los soldados que luchaban se implicaban más. Hay un corporativismo inconsciente colectivo.
Una vez cubiertas las necesidades básicas, preferimos sentirnos “queridos” que “pagados”. Necesitamos de los demás.
Es tan importante saber lo que hay que hacer como lo que no hay que hacer: no humillar, ridiculizar, no hacer agravios comparativos…Hay profesionales de la desmotivación escondidos en las empresas.
En un grupo de trabajo hay momentos de todo tipo: alegres, tristes, de conflictos…Se barajan muchos sentimientos.Cuando alguien señala un conflicto suele ser porque se ha producido un desequilibrio. Siempre hay un perjudicado y otros que se benefician. Hay que escuchar al que lo señala (es el 50%de casas que no se ven…).
Si una persona no se “deja cuidar” es importante hacer un buen diagnóstico: qué hay detrás de este problema. Muchas veces las personas hacen las cosas mal porque es la única manera de llamar la atención.
En casos de conflicto con una persona he de pensar: ¿qué me une a esta persona?, ¿qué me separa de esta persona? Y decidir si quiero tener con esta persona una relación que me una o que me separe.
Cuando un equipo es capaz de convertir las preocupaciones (abstracto) en problemas (concreto) quiere decir que tiene futuro. Hemos de poner datos a lo que sucede y buscar soluciones. Las personas que tienen éxito son las que son capaces de resolver los problemas, pues problemas surgen en todos los equipos.
Después de un éxito surge el “síndrome del %”. Todo el mundo acostumbra a adjudicarse una parte mayor de la que le corresponde de ese éxito. Es una tendencia natural. El éxito tiene muchos padres y el fracaso es huérfano.
El éxito tiene sus riesgos. Puede ocurrir que se produzca una competición interna dentro del equipo pues lo que unía para competir con los de fuera ya está conseguido.
A partir de un éxito todo es diferente, el lenguaje que se utiliza, el trato que se recibe…El éxito tiene un efecto anestésico y no podemos quedarnos igual. Lo importante es saber qué hay que cambiar y qué no. Puede pasar que después de un éxito uno se sienta vacío.
Cada persona de un equipo tiene un talento propio y un contratalento que boicotea el propio talento. Hemos de encontrar un equilibrio entre ambos. Tenemos una gran capacidad de hacer las cosas bien y también mal. Dependemos mucho de la “mirada del otro”. Se ha comprobado que si creen en nosotros y nos tratan con confianza avanzamos mucho más.
Cuanto más difícil es una situación, más se han de atender a las personas. Es cuando están más dolidas.
De la misma forma que cada cuadro tiene una distancia óptima para ser apreciado, cada persona necesita una distancia con respecto a nosotros.
Es importante saber que “el código lo marco yo”, es decir nosotros tenemos que llevar la iniciativa de las respuestas. Por ejemplo: si recibo un puñetazo, mi reacción inconsciente es devolver otro puñetazo, pero antes de hacerlo debo pensar si lo que quiero es tener una relación a puñetazos con esta persona. Si no es así, no le devuelvo el puñetazo. “El código lo marco yo”.
Cuanto más das, más posibilidad tienes de recibir.
En un equipo debe haber diferentes personas: el “genial” y el “trabajador”… y todos deben reconocer al otro como imprescindible.
Según las culturas reaccionamos de forma diferente ante un mismo hecho. Por ejemplo ante el rechazo que genera en un niño pequeño la primera papilla…
-       ­          una madre “latina” diría: “si no comes te voy a matar”.
-                           una madre “sajona” diría: “si no comes te vas a morir”.
-                     una madre “nipona” o “judía”: “si no comes me voy a morir”. Es la más pesada de llevar. Hay  culpa. Dicen que en Japón suben las madres a buscar el diploma de sus hijos en la Universidad.
Es importante estimular la creatividad y permitir que la gente se equivoque. 


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